En la playa uno tiene tiempo de ponerse a ver los comportamientos de sus congéneres. Y como no soy la excepción, sentadita bajo mi sombrilla, vi -y ahora aplaudo- la cantidad de gente que le pone garra y ganas a lo que hace, aunque los resultados sean muy modestos, por no decir casi inexistentes. Aquí mi ranking de los que a empeño nadie les gana:
- Las legiones que cada mañana salen a caminar portando cuerpos que delatan comidas más que sustanciosas, creyendo que con su esfuerzo matinal bajarán de peso, aunque a la tarde no se priven de unos churros bien grasosos.
- Los que tratan de sacarle la arena a cualquier adminículo (ojotas, zapatillas, mochilas) que utilizarán en los siguientes cinco minutos en la misma playa y que indefectiblemente volverán a cubrirse de arena.
- Los deportistas que juegan a la paleta con un viento que no deja sombrilla en pie o cuando el mar cubre toda la playa y sólo pueden hacerlo con los tobillos metidos en el agua.
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