domingo, 16 de agosto de 2009

Estampas bostonianas y otros viajes – Rosa Montero

Me encantaron estos relatos periodísticos de sus viajes. Y me gustaron porque comparto su ideas sobre el periodismo y sus referencias a los norteamericanos. Con ellos me han pasado cosas similares a las que cuenta.

“A los quince años decidí hacerme periodista por tres razones: porque me gustaba
escribir; porque poseía una curiosidad muy grande pero de tipo universal,
renuente a fijarse en una sola disciplina; y porque uno de los grandes sueños de
mi vida era viajar muchísimo y pensé que el periodismo me ayudaría a
hacerlo”.

“Lo único que he llegado a saber a ciencia cierta sobre los norteamericanos es que son raros, muy raros. Estados Unidos es un país diverso y enorme, un continente en sí mismo, un mundo encerrado en su colosalismo. (...) Nos creemos que son como nosotros y que conocemos su cultura de memoria. Craso error”.

“Sé bien que ellos son la primera potencia del mundo y nosotros nada, una birrita. Pero es que saben tan poco que es pasmante:
- Soy española.
- ¡Ah!, ¿mexicana?
- No, española.
- ¿De Puerto Rico?
- No, española, de Madrid, de España, de Europa.
- ¡Ah, española de España!, ¡ah... qué interesante!
Y no vuelven a decir palabra, se ve que su interés es muy discreto. O quizá es que no estén muy seguros de por dónde cae la cosa”.

domingo, 9 de agosto de 2009

Un encuentro - Milan Kundera

Kundera. Como novelista me fascina, como ensayista no logra atraparme. Me pierdo, o me hace perder. Confieso que da por supuestas tantas cosas que ignoro, que no lo entiendo. De todos modos, su erudición siempre despierta en mí un deseo de volver a la "literatura seria", a esas novelas que comenta, y de las que este año estoy un poco lejos.
Hay algunas citas de su obra, relacionada con la literatura, que no puedo dejar de mencionar porque las comparto ciento por ciento:

"Y pienso en Solzhenitsyn. ¿Era ese gran hombre un gran novelista? ¿Cómo podría saberlo? Nunca he abierto ninguno de sus libros. Sus opiniones y sonoras tomas de posición (cuyo valor yo aplaudía) me inducían a creer que sabía de antemano lo que iba a decir".



"Digo: 'Me gusta Joseph Conrad'. Y mi amigo: 'A mí no mucho'. ¿Hablamos en realidad del mismo autor? De Conrad he leído dos novelas, mi amigo sólo una, que yo, en cambio, no conozco. Y sin embargo, con toda inocencia (con toda inocente impertinencia), cada uno de nosotros está seguro de tener una idea acertada sobre Conrad".



"Por suerte, los leí sin saber lo que iba a leer y me pasó lo mejor que le puede pasar a un lector; me gustó lo que, por convicción (o por naturaleza), no debería haberme gustado".

martes, 4 de agosto de 2009

Volvió el orden

O mejor dicho, lo reconquisté. Nadie imagina lo difícil que se me hace perder el control de las cosas.
Algunos me tildarán de "control freak", pero en el caos no puedo ser demasiado feliz. Sólo el orden me deja lugar para la creación, para el avance. Puedo saltar hacia delante si el piso está despejado.
El problema es que, como ya reconocí una vez, soy generadora de caos.
Comprendo la lucha eterna entre el orden y el caos.

Mis lecturas de los últimos meses

  • "La llorona" de Marcela Serrano
  • "La cena secreta" de Javier Sierra
  • "Las puertas templarias" de Javier Sierra
  • "El secreto egipcio de Napoleón" de Javier Sierra
  • "El ocho" de Katherine Neville