- Las legiones que cada mañana salen a caminar portando cuerpos que delatan comidas más que sustanciosas, creyendo que con su esfuerzo matinal bajarán de peso, aunque a la tarde no se priven de unos churros bien grasosos.
- Los que tratan de sacarle la arena a cualquier adminículo (ojotas, zapatillas, mochilas) que utilizarán en los siguientes cinco minutos en la misma playa y que indefectiblemente volverán a cubrirse de arena.
- Los deportistas que juegan a la paleta con un viento que no deja sombrilla en pie o cuando el mar cubre toda la playa y sólo pueden hacerlo con los tobillos metidos en el agua.
martes, 30 de enero de 2007
Lo que vale es la intención
lunes, 29 de enero de 2007
Libros con arena
- "Matemáticas ¿estás ahí?" de Adrián Paenza. Mientas lo leía me preguntaba si cuando me tocó estudiar esas temáticas en la secundaria y también en la facultad las había entendido tan bien. El libro me retrotrajo a épocas de estudiantes, en las que yo me llevaba bien con esa materia tan poco digerible para muchos.
- "La historiadora" de Elizabeth Kostova. Atrapante. No será el gran libro pero uno disfruta mientras lee y vale su extensión.
- "La orden del temple" de Raymond Khoury. Con buena voluntad resulta entretenido, pero nada más. A veces muy previsible. Le falta crear el clima de misterio adecuado.
- "Cell" de Stephen King. Aún no lo terminé, pero hasta ahora sólo me parece interesante el planteo -que no comparto- de que la tecnología podría destruirnos. Voy a leer lo que me falta por una cuestión de principios, pero si lo abandonara hoy creo que no me perdería mucho. (Cabe aclarar que el libro me lo regalaron. No fue mi elección).
martes, 9 de enero de 2007
El arte de viajar
Daniel Boorstin en “The image. A guide to pseudo-events in America”
lunes, 8 de enero de 2007
The undomestic goddess - Sophie Kinsella
La respuesta está en el “balance”. Faulkner me agobió. Necesitaba entretenimiento puro sin pretensiones. Y por cierto lo obtuve en esas casi 400 páginas que leí, casi de un tirón, el domingo.
Me reí con la historia. Me identifique con la pobre Samantha, algunas de cuyas frases podrían perfectamente salir de mi boca:
- “I can’t do nothing all day. It’s going to drive me crazy. I’ll have to go and buy another paper from the village shop. If they’ve got War an Peace”.
- “I never really learned how to make meals”.
- “And I can’t sew on buttons”.
sábado, 6 de enero de 2007
Las palmeras salvajes - Williams Faulkner
Mientras leía El viejo, (Old man, como llaman al río Misisipi) no podía sacar de mi cabeza la devastación que produjo el huracán Katrina, tan parecida a los estragos de esa gran inundación que Faulkner sitúa en 1927. Me sonaban conocidos Nueva Orleáns, Baton Rouge, Mobile, el agua implacable, los diques rotos y las enormes zonas anegadas donde todo era río.
No es un libro entrañable, al menos para mí. Más de una vez tomé un respiro en su lectura porque me agobiaba el clima que creaba, el presentir que nada iba a terminar bien. A pesar de esto, o mejor debido a esto, Faulkner demuestra gran maestría en el arte de contar historias y sobre todo de transmitir sensaciones.
Una frase: “Entre la pena y la nada elijo la pena”.
miércoles, 3 de enero de 2007
Liberación y Progreso
Si verdaderamente creyera en ellos, y no los tomase como un simple juego, debería decir que los oráculos están de mi parte.
martes, 2 de enero de 2007
El “buen libro malo”
Me gustan algunas ideas de Orwell al respecto:
"La existencia de la buena literatura mala (el hecho de que uno puede divertirse o excitarse o hasta conmoverse con un libro que el intelecto se niega a tomar en serio)es un recordatorio de que el arte no es lo mismo que la celebración”.
“Todo lo que se puede decir es que mientras la civilización siga siendo tal, que uno necesite distraerse de cuando en cuando, la literatura ligera tiene su puesto determinado; asimismo, que existen cosas tales como la habilidad pura o la gracia natural, que pueden tener más valor de supervivencia que la erudición o el poder intelectual”.
“Los libros que uno lee en la infancia, y quizá la mayoría de los malos y buenos libros malos, crean en la mente una especie de falso mapa del mundo, una serie de países fabulosos donde uno puede recrearse en los ratos de ocio para el resto de la vida, y que en algunos casos hasta pueden sobrevivir a una visita a los países reales que se supone que representan”.“Cazando un elefante” de George Orwell
lunes, 1 de enero de 2007
Propósitos para el 2007
La mayoría de estos objetivos son idénticos a los de años pasados. Pero eso no me desalienta, porque muchos empecé a cumplirlos. Creo que vale la pena fijarlos y tener ganas de ir trabajando en ellos a lo largo del nuevo año.
Hace años me propuse aprender a disfrutar de cada momento. Y en este 2007 quiero seguir haciéndolo, tomando como guía el Decálogo de la serenidad (qué sí aprovecho para a poner) y recordando que: "Muchas personas se pierden las pequeñas alegrías esperando la gran felicidad" (Pearl S. Buck). Intentaré que no sea mi caso.
Decálogo de la serenidad
1.-Sólo por hoy trataré de vivir exclusivamente el día, sin querer resolver el problema de mi vida todo de una vez.
2.-Sólo por hoy tendré el máximo de cuidado de mi aspecto: cortés en mis maneras, no criticaré a nadie y no pretenderé mejorar o disciplinar a nadie, sino a mí mismo.
3.-Sólo por hoy seré feliz en la certeza de que he sido creado para la felicidad, no sólo en el otro mundo, sino en éste también.
4.-Sólo por hoy me adaptaré a las circunstancias, sin pretender que las circunstancias se adapten todas a mis deseos.
5.-Sólo por hoy dedicaré diez minutos de mi tiempo a una buena lectura recordando que, como el alimento es necesario para la vida del cuerpo, así la buena lectura es necesaria para la vida del alma.
6.-Sólo por hoy haré una buena acción y no se lo diré a nadie.
7.-Sólo por hoy haré por lo menos una cosa que no deseo hacer, y si me sintiera ofendido en mis
sentimientos, procuraré que nadie se entere.
8.-Sólo por hoy me haré un programa detallado. Quizás no lo cumpliré cabalmente, pero lo intentaré. Y me guardaré de dos calamidades: la prisa y la indecisión.
9.-Sólo por hoy creeré firmemente -aunque las circunstancias demuestren lo contrario- que la buena providencia de Dios se ocupa de mí como si nadie más existiera en el mundo.
10.-Sólo por hoy no tendré temores. De manera particular no tendré miedo de gozar de lo que es bello y de creer en la bondad.
Puedo hacer bien durante doce horas, lo que me descorazonaría si pensase tener que hacerlo durante toda mi vida.