lunes, 27 de noviembre de 2006

Porqué elegí ser periodista

No puedo recordar cuándo decidí ser periodista. Ni sé porqué lo hice. Seguramente me atraía lo poco común de mi idea. Ninguna de mis compañeras tenía tales intenciones. Además había algo mágico en el periodismo, algo que invitaba a probar de qué se trataba.
Leyendo hoy a Kapuscinski entendí un poco más el porqué de mi elección, de la que no me arrepiento, aunque a veces sienta que no me ha conducido tan lejos como podría haber llegado en otros terrenos. Sin duda tengo disposición a trabajar las veinticuatro horas, estoy segura –y feliz por ello- de que estudiaré toda mi vida y puedo vivir dignamente sin necesidad de riquezas.

En nuestro oficio hay algunos elementos muy importantes.
El primer elemento es una cierta disposición a aceptar el sacrificio de una parte de nosotros mismos. Es ésta una profesión muy exigente. Todas lo son, pero la nuestra de manera particular. El motivo es que nosotros convivimos con ella veinticuatro horas del día. No podemos cerrar nuestra oficina a las cuatro de la tarde y ocuparnos de otras actividades. Este es un trabajo que ocupa toda nuestra vida, no hay otra manera de ejercitarlo. O, al menos, de hacerlo de un modo perfecto.
El segundo elemento de nuestra profesión es la constante profundización en nuestros conocimientos. Hay profesiones para las que, normalmente, se va a la universidad, se obtiene un diploma y ahí se acaba el estudio. En el periodismo, en cambio, la actualización y el estudio constantes son la conditio sine qua non. Nuestro trabajo consiste en investigar y describir el mundo contemporáneo, que está en un cambio continuo, profundo, dinámico y revolucionario. Día tras día, tenemos que estar pendientes de todo esto y en condiciones de prever el futuro. Por eso es necesario estudiar y aprender constantemente. (...)
Hay una tercera cualidad importante para nuestra profesión, y es la de no considerarla como un medio para hacerse rico. Para eso ya hay otras profesiones que permiten ganar mucho más y más rápidamente. (...) Por tanto, tened paciencia y trabajad. Los lectores, oyentes, telespectadores son personas muy justas, que reconocen enseguida la calidad de nuestro trabajo y, con la misma rapidez, empiezan a asociarla con nuestro nombre; saben que de ese nombre van a recibir un buen producto.


Ryszard Kapuscinski.
Los cínicos no sirven para este oficio. Sobre el buen periodismo.

No hay comentarios.: