lunes, 16 de octubre de 2006

Vale la pena enseñar...

  • Cuando uno se enriquece con el pensamiento crítico de aquellos a quienes cree educar.
  • Cuando uno encuentra, en el fárrago de decenas de trabajos repetitivos, el pensamiento propio y el enfoque original de ciertas personas.
  • Cuando se tiene la sospecha de que algunos, aunque sea unos pocos, mejoraron y crecieron a partir de lo que uno intentó transmitir.

No son posiblemente grandes gratificaciones, pero recordarlas ayuda a que el cansancio no se convierta en hartazgo, y a que el entusiasmo siga en pie.

No hay comentarios.: