Me encantan los comienzos. Son promesa de lo que puede ser. Permiten creer en que esta vez todo va a salir tan bien como lo soñamos, sin importar los fracasos anteriores. Son una hoja en limpio en la cual probar nuestra mejor caligrafía.
Por eso, recobro la fe en mi misma:
- cada mañana, a las 6.30.
- cada día lunes.
- todo 1° de mes.
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