Me da un poco de pena saber que a alguna buena gente no tendré muchas oportunidades de volver a cruzármela por la vida. Obvio, nunca se sabe, pero la ley de las probabilidades juega en contra de nuevos encuentros.
Sé que siempre pasa, y sé que después uno lo va superando y va descubriendo nueva gente y el círculo se repetirá una y otra vez... Pero lo cierto es que los adioses con cara de definitivos me estremecen un poquito el corazón.
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