“The devil wears Prada” de Lauren Weiserberger. Obra divertida, para pasar el rato. Todo aquel que alguna vez padeció un jefe tan abusivo e intratable como Miranda comprenderá la historia de la luchadora Andrea. En la vida real he visto a alguna gente sufrir cosas similares. Y no las he padecido personalmente porque me he cuidado bien de mantenerme fuera del alcance de tales especimenes, frente a los cuales siempre se pierde.
“Everyone with knowing” de Lauren Weiserberger. Si se lee este libro después de “The devil…” los esfuerzos de Bette en una firma de Relaciones Públicas resultan un poco menos entretenidos. Pero igual vale la pena si uno solo quiere divertirse.
“True believer” de Nicholas Sarks. Una historia prescindible. Sin pena, ni gloria.
“Comienza la leyenda” de Isabel Allende. Me encantó. El pasado de los personajes del Zorro encaja perfecto en lo que muestra la clásica serie televisiva. Creo que es más difícil inventarle el pasado a un héroe que proyectarlo en el futuro. Y más si ese personaje es reconocido por todos. Allende lo hace con pericia.
“American gangster” de Max Allan Collins. Primera vez que leo un libro hecho a partir de una película. Cierra si uno no tiene expectativas.
“El atroz encanto de ser argentinos 2” de Marcos Aguinis. Tiene tanta razón en este libro como en el anterior. Es gratificante leer exactamente lo que uno piensa. Más que recomendable.
“La vida eterna” de Fernando Savater. Un ensayo sobre el error de creer en Dios y en la vida eterna. Racionalmente, sus argumentos son válidos. Al que tiene fe, el libro lo puede hacer reflexionar, pero no abandonar su idea de un más allá. Mi planteo es apabullantemente simple: Si no hay Cielo y viví como si hubiera, al menos disfruté mientras tuve esa esperanza. Y si hay Cielo, mejor todavía. El problema es cuando se mete el Infierno…