domingo, 30 de diciembre de 2007

Lecturas noviembre y diciembre

"Who´s afraid of Virginia Woolf?" de Eduard Albee

Hace muchos años leí, por primera vez, Teoría de la Comunicación Humana, de Watzlawick, Bavelas y Jackson. Allí los autores usan la obra de teatro de Albee para hacer un análisis comunicacional, y desde entonces tenía ganas de leer este libro. No lo encontré en castellano y tuve que encargarme la versión en inglés.
Y lo que pasó es lo que suele ocurrir cuando uno espera mucho tiempo algo, y lo alcanza: eso no llega a satisfacer de la manera planeada. No es que el libro sea malo. El problema es que yo ya sabía todo el desarrollo y no había nada que me entusiasmase. Pero debo reconocer que el clima tenso y agobiante de los juegos de los personajes está muy bien logrado por el autor. Me gustó. Me hubiera gustado más unos años antes.


"De nuevo, el amor" de Doris Lessing

Llega el amor. No importa mucho de quién se enamora Sarah. Lo importante es que sufre por ese sentimiento, que creía que ya nunca volvería a sentir. Doris Lessing lleva adelante su historia unida a la puesta en escena de una obra de teatro, en la que la protagonista del drama parece influir en la vida de todos los involucrados en la obra.
El libro avanza lento, pero vale la pena porque los emociones y pasiones de los personajes logran aparecer con claridad a medida que se avanza en las páginas.

“Parece existir una regla según la cual lo que condenamos aparecerá antes o después en nuestra vida”.

“(...) era de esa gente que se despierta cada mañana con una lista mental de asuntos que tratar”.

“Cuando uno siente angustia, raramente vez es por una sola razón, especialmente cuando uno se hace mayor, puesto que cualquier pena echa mano de las reservas del pasado”.

“En algún momento de la edad madura, la mayoría de la gente cae en la cuenta de que un siglo no es más que el doble de sus años. A partir de ese pensamiento, toda la historia se precipita junta y a partir de este momento viven ya dentro de la historia del tiempo, en vez de mirarla desde fuera, como observadores”.

“Le expuso estas ideas y luego algunas más, mientras tomaba, taza en mano, rápidos sorbos de café, como si ingerir la cafeína suficiente fuera el apartado más importante de su orden del día”.

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