A eso de las tres de la tarde empieza a caer algo más cercano al "agua-nieve" que a verdaderos copos de nieve. Pero con el tiempo, los diminutos copos van apareciendo. Si se camina al aire libre, quedan como hielitos y manchas blancas en la ropa, en el pelo. No llegan a formar ni una fina capa blanca en el suelo, pero en la ropa sí es nieve. Y a la vista también.
Viajo una hora y media en colectivo y observo no a la nevisca sino a la gente. Y la veo contenta. Algunos esbozan una sonrisa. Otros disfrutan con los chicos como chicos. Muchos se sacan fotos para registrar el hecho.
Una vez más compruebo que basta muy poco para ser feliz por un instante.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario