Desde que tengo Facebook, no he vuelto a pasar por el blog. También me abrí una cuenta en Twitter, pero esa herramienta no logra contar conmigo.
Entiendo que son tres escenarios distintos, pero el primero tolera algunas cosas -mas no todas- del segundo. Y del tercero no voy a hablar, porque no me encuentro del todo cómoda.
El anonimato del blog, o al menos de mi blog, lo hace más apto para revelaciones privadas que uno no está dispuesto a compartir con sus conocidos. El blog puede ser más catártico que el facebook. Pero la falta de feedback, también puede hacerlo menos entretenido.
Un profesor universitario comentaba que el año pasado todos sus alumnos tenían blogs, que este año todos tienen facebook y que el próximo tal vez todos tendrán twitter. Lo llamativo es que en esa adquisición van perdiendo las anteriores herramientas.
No creo en la canibalización de los medios. Sólo es cuestión de que cada uno encuentre su verdadera función. Me parece que en esa estamos, aunque la cercanía no nos permite ver todo el panorama.