Lo primero que uno hace cuando entra a su casa tras varios días de no estar en ella es un signo de aquello que cree que necesita para vivir.
Tras cuatro días de unas "vacaciones laborales", tras abrir la puerta y tirar el bolso en el living, me apresuré a prender la computadora para chequear los mails y, mientras la compu se encendía, abrí la canilla de la bañadera para prepararme un baño de inmersión. Por allí pasan hoy mis adicciones. Nada grave, como se ve.